domingo, 30 de noviembre de 2025

Antecedentes de las guerras de las colonias en América

 

K. Cronick

Hay que buscar las causas de los malestares sociales en la historia de las naciones y las culturas. Desde el inicio de la historia escrita (y legendaria) el control social ha sido manejado por los reyes, emperadores, conquistadores y dictadores. Ellos se apoyan en seguidores complacientes quienes se han beneficiado con títulos, fortunas y un cierto rango de poder personal y ancestral. Dados estos beneficios, ellos resisten los reclamos de sus súbditos para cualquier forma de cambio. Además, entre los mismos seguidores existe una especie de memoria social que a veces conserva los sistemas de micro privilegios que dan la religión, la raza y la nacionalidad.

Por estas razones el gesto independentista en la América hispánica era ideológica y políticamente complejo. Es necesario revisar la historia de las ideas y de los conflictos bélicos que han afectado la región para entender por qué la independencia en las Américas Españolas no condujo a repúblicos democráticos y autogestionarios. A continuación, en este breve ensayo, revisaré estas enmarañadas historias para intentar desenredar las ideologías y la memoria de las conquistas para poder entender, no sólo estos acontecimientos, sino sus consecuencias.

En contraste con la lucha anticolonial de los Estados Unidos, en el sur hubo poco del componente libertario -en los sentidos originales de Locke, Voltaire, Rousseau y Montesquieu-.[1] Estos filósofos sentaron las bases tanto para la Declaración de Independencia estadounidense como en su posterior Constitución, documentos que se fundamentaron en ideales como derechos naturales y  gobiernos limitados, la separación de poderes, la libertad de expresión y tolerancia, y el contrato social y la soberanía popular.

Después del éxito de la independencia de estas colonias británicas, y la adopción de la Constitución de los Estados Unidos por la Convención de Filadelfia el 17 de septiembre de 1787 y su ratificación por los estados individuales a partir de 1789, hubo movimientos libertarios en otros lugares como Francia que influyeron en el desarrollo de los movimientos en las colonias hispánicas. Sin embargo, la Revolución Francesa, que comenzó con la Declaración de los Derechos Humanos (26 de agosto de 1789), terminó con Robespierre, el reino de terror de los Jacobinos y las guerras napoleónicas. Es importante revisar estos tiempos en Francia para entender los movimientos separatistas de América Latina. Haremos un breve repaso de estas historias.

Desde el comienzo hubo mucha oposición a la idea de construir una democracia libre en Francia. Primero, los que se oponían a la monarquía francesa tuvieron que confrontar la amenaza de guerra de parte de los reinados circundantes como Prusia y Austria que defendían a la corte de Luis XVI. Luego hubo también amenazas de Rusia, España, Holanda y Cerdeña. París se militarizó frente a las amenazas, tanto las del exterior como de los conflictos internos entre las diferentes fuerzas monarquistas y revolucionarias. Como resultado, tuvo varios gobiernos en la última década del Siglo XVIII, comenzando con una monarquía constitucional bajo la Constitución de 1791; esta administración se convirtió en la Primera República Francesa a partir de 1792. Luego hubo diferentes fases, terminando con la Convención y el Directorio.

Napoleón Bonaparte, un militar que ascendió en los rangos castrenses durante los tiempos revolucionarios, ganó prestigio en 1795 defendiendo el gobierno de las turbas monarquistas, y ya para el año 1796, estaba comandando operaciones militares en Italia. Fue popular en Francia, y pasó de Primer Cónsul a Emperador en 1804.  Invadió a España en 1808 e impuso a su hermano, José Bonaparte como rey de este país. Esto provocó un levantamiento popular en la península, una guerra de guerrillas y una crisis de legitimidad en la corona española. Hubo movimientos de resistencia en España, dando inicio a un proceso que, a la larga, impulsaría la independencia de las colonias en América.

Normalmente no relacionamos los acontecimientos del fin de la Revolución Francesa, (su guillotina, su emperador Napoleón y su invasión a España, tan claramente conmemorado por Francisco de Goya), con los acontecimientos en Caracas que se inició en el 1808. El movimiento hacia la independencia de Las Américas comenzó por dos vertientes:

La destitución del rey Carlos IV de España ocurrió principalmente a través de su abdicación forzada en el Motín de Aranjuez en marzo, 1808, que lo obligó a ceder la corona a su hijo Fernando VII. Posteriormente, tras la intervención de Napoleón, ambos fueron forzados a abdicar nuevamente el 5 de mayo de 1808 en Bayona. (Britannica Editores, 2025).

La influencia francesa motivó al reformista rey Carlos IV a cambiar de rumbo.  Estableció controles en la frontera para impedir la expansión revolucionaria gala y puso fin a los proyectos reformistas.  Se inició un periodo de conservadurismo y represión en que estuvieron presentes los funcionarios de la Inquisición.

En las Américas españolas, sobre todo en Caracas, hubo un gran apoyo a Fernando. Como consecuencia, en Caracas donde comenzó toda la agitación separatista de América Latina, hubo bastante rechazo a los principios libertarios que caracterizaron la fundación de los Estados Unidos y el inicio de la Revolución Francesa.

Por el otro lado estaba el “juntismo” venezolano. Inés Quintero (citada por Leal, 2019) sugiere que, al lado del apoyo a la corona española, y en oposición a los franceses, se ocultaban dos designios entre los americanos. Uno era la idea del reconocimiento de las colonias como entidades con derechos iguales a los de la península (sin llegar a la independencia), y el otro era lo de la independencia en sí. Estas dos opciones fueron debatidas en reuniones en Caracas. Este “juntismo” fue activamente reprimida por Fernando de Rojas y Mendoza, gobernador de la provincia de Venezuela. El poder administrativo se ejercía desde Caracas. Todas estas opciones hubieran implicado la investidura de nuevas autoridades, y hubo resistencia entre los que estaban en el poder para no perder sus privilegios.

El nacimiento de ideas independentistas ocurrió a raíz de aspiraciones que tenía ciertos miembros de la élite americana para lograr reconocimiento y “representación” en España, pero no de la España dominado por Napoleón. Hubo mucho apoyo para la restitución de la monarquía hispánica bajo Fernando VII, pero era importante evitar cualquier reconocimiento del gobierno de Napoleón. Los anhelos de mayor poder para los colonialistas, tenían que contemplar la conservación temporal de sus lazos con la península, pero en nombre de Fernando VII. Al lado de estas esperanzas hubo un creciente deseo para independencia.[2]

Leal (2019, p 73) dice al respecto:

“Pero ¿de qué se está hablando cuando en ese contexto se enuncia que “se pensaba establecer la independencia” […]? [… P]rimero, el de crear un gobierno con nuevas autoridades, formado entre otros por criollos principales sin separarse de la Metrópoli […]; segundo, el “juntista”, esto es, […] la eventual usurpación del “pérfido Napoleón” a fin de preservar la soberanía del rey y la integridad de la nación española con la creación de una junta a semejanza de las establecidas en la península […] y tercero, el de la ruptura, separar las provincias de la Península al amparo y protección de Inglaterra sin profesión de fidelidad al monarca cautivo.”

Hubo un largo proceso de debate y “conversación”, que, según Leal (2019) dio lugar a nuevas formas de sociabilidad y la idea de naturaleza de “la cosa pública”.[3] Todo esto aumentó la participación de los coloniales y la resignificación de las opciones que tenían. El gobierno montó un proceso judicial en contra de estos “juntistas” en 1808 quienes propusieron la formación de una junta como las de España (en apoyo a la corona de Fernando). Esto sólo aumentó las tensiones. Poco a poco hubo más apoyo para la idea de una lucha armada para lograr una independencia total de España. Desafortunadamente en Venezuela iba a ser una guerra cruel en que muriera un tercio de su población, y que destruyera la economía.

La "declaración de guerra" de Bolívar en 1813 contra España (llamado el Decreto de Guerra a Muerte) contempló la ejecución de todos los peninsulares que no apoyaran la independencia. Los americanos fueron perdonados, incluso los colaboradores con los españolas. El objetivo era definir la lucha como a una guerra internacional entre Venezuela y España.

La herencia política de esta lucha armada fue mucha inestabilidad en los gobiernos del siglo XIX en Venezuela y el continente. En Venezuela se asomaron diversos caudillos. El país sufrió la Guerra Federal en que la única vía al poder fue la violencia. Finalmente se iniciaron las dictaduras declaradas de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez defendidas por Laureano Vallanilla Lanz (1929) como ejemplos del “gendarme necesario” para poder pacificar el país. Los absolutismos han sido la norma en América Latina.

La militarización del conflicto y sus eventuales costos en vidas y bienes era tal vez evitable. No se puede rehacer la historia. Sólo podemos analizarla para evitar la comisión de equivocaciones similares.

Notas:

[1] Es importante recordar que la influencia de la Ilustración en la fundación de los Estados Unidos fue acompañada por la esclavitud y la masacre de los pueblos indígenas. Por esta razón el país lleva arrastradas complejas sombras culturales. Se explora esto en Cronick (s.f.)

[2] Uno de los primeros voceros de la independencia era Francisco de Miranda, aunque la influencia francesa que tuvo este militante alejó a mucha de la aristocracia caraqueña.

[3] En Cronick (2025) se observa que la idea de “cultural incorpora las ideas de un cambio intencionado y reflexivo” que surgen de las conversaciones entre personas individuales. En este sentido el individuo se ubica en la base del desarrollo de su cultura. Hay claras influencias históricas, y, evidentemente, una desigual participación de las personas de más influencia y poder en la sociedad. Pero esta perspectiva pone la cultura, al fin, “al servicio del bienestar de todos los miembros de la sociedad. Incluso en países donde los líderes han utilizado aspectos culturales para fortalecer su propio poder, la diversidad cultural permite cuestionar algunas prácticas. En Sudáfrica, por ejemplo, el apartheid fue desafiado por miembros tanto de la población blanca como de la negra, y finalmente Nelson Mandela se convirtió en el primer presidente negro del país.  Tanto él como el anterior presidente (blanco), Frederik de Klerk, compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993 por sus esfuerzos, respaldados por un inmenso esfuerzo colectivo.” 

References

Britannica Editors ( 2025, Oct 10). Ferdinand VII. king of Spain. Historyhttps://www.britannica.com/biography/Ferdinand-VII#ref2716

Cronick, Karen. (s.f.). Democracia y libertad en la construccion de las Americas (Spanish Edition): Cronick, Karen: 9798310595514: Amazon.com: Books. (s. f.). https://www.amazon.com/DEMOCRACIA-LIBERTAD-CONSTRUCCION-AMERICAS-Spanish/dp/B0DX29RL4N   En el blog: karen.blogspot.com/2024/07/democracy-and-freedom-in-construction.html

Cronick, K. 2025. An essay on participation and political consciousness. LATAM Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades. 6, 2 (mar. 2025), 1088 – 1102. DOI:https://doi.org/10.56712/latam.v6i2.3685. Also published at: https://reflexiones4-karen.blogspot.com/2025/09/participation-as-ideal-and-as-political.html

Arnold   Hauser  (1951). The Social History of art. (Historia social de la literatura y el arte). P. Varas- Reyes, traductor.  Yorik. https://proletarios.org/books/Hauser-Historia-Social-de-la-literatura-y-el-arte.pdf

Vallanilla Lanz, Laureano (1929). Democratic Caesarism. Caracas: Universal Typography.  https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5Qae2v4tNNwdSJwJDjXy4w7CUWEfhRjm88h6tisaexQJSmN7x2hRlC53hie-vs-HXpf_Wf-Ga2gXZv9todSOsUmbXdles8szWJTFyw_T-WVED8eZZ8W8JfUpQEuakVewwhKLMdiM6G_-4WglSnRgeptAlDpQ-bbwdS41PBjZpMMQySnv-r1Jnja-ljPxL4C0dX-DCXiayZdtMKU_bc4AnXVbKDDoYxJbiSoMsv6fZTWYESOdYVKxIYyRJV-feA1rjLBU9-YUQIxKisQLHw7-J8RqbMpISow

Leal Curiel, Carole (2019). La primera revolución de Caracas, 1808-1812: del juntismo a la independencia absoluta. Caracas: Konrad Adenauer Stiftung; abediciones, 2019.




 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 20 de noviembre de 2025

Actividades para liceístas para combatir la exclusión

[Nota: Algunas de estas actividades fueron tomadas de fuentes de la Internet cuyos datos bibliográficos no se conservaron.]

Objetivo: Darse cuenta de la importancia de la colaboración y la solidaridad.

Posibles actividades:

1. Dar la vuelta a la sábana: El profesor o profesora pone una sábana o tela grande en el suelo e invita a los chicos y chicas del grupo (puede hacer varios grupos con varias sábanas si son muchos) a ponerse encima ocupando la mitad de la sábana. A continuación, cuando estén todos colocados, se les pide que sin bajarse ni pisar el suelo en ningún momento, den la vuelta a la tela. Una vez transcurrida la acción, se promoverá un debate en el que se identifiquen las estrategias que han llevado a cabo los integrantes del grupo, cómo han llegado a girar la sábana, si han necesitado cambiar el plan original, y cómo con la colaboración de todos y todas lo han conseguido porque una persona sola no podía conseguirlo por su cuenta

2. Se les pide a los jóvenes que dibujan tarjetas de Navidad para personas que viven en ancianatos o que estén hospitalizados. Luego se las envían a una institución que está preparada para recibirlas. 

3. También se puede organizar visitas a ancianatos u hospitales para leer cuentos cortos a los residentes o pacientes. 

4. Se entrega a cada joven un globo de aire vacío. Se les pide que lo inflen, y que lo anuden para que no salga el aire. Luego deben escribir su nombre sobre el globo con un marcador. Finalmente, los alumnos deberán llevar sus globos a un pasillo estrecho y los sueltan. Se mezclan, y después se les pide que encuentren su propio globo y que lo traigan de vuelta al salón de clases. Se anota el tiempo de inicio y fin de la actividad. Una vez terminado esta primera fase, se les pide que suelten sus globos de nuevo en el mismo pasillo, y los mezclen. Cada alumno debe recoger un globo -cualquier globo- y entregárselo a su dueño. De nuevo, se toma el tiempo. Finalmente, en el aula se habla sobre la eficiencia de la colaboración vs la búsqueda individual.

5. Para fomentar la solidaridad en los liceos se pueden emplear técnicas como realizar proyectos de voluntariado y recolección de donaciones (comida, ropa, juguetes).

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Witchweed (Poem)

We raise these kids

without a thought

Of kindness,

To bully or be bullied

In the vicious bleakness

Of our hurried lives.

 

They, the witchweed

Of society,

Join the STASI,

SEBIN, m15,

MOSAD, DINA,

ICE and KGB.

 

These are our children,

Stricken, driven

To a world of

Lovelessness.

 

It doesn’t have to be

This way. We can

Teach them how to love,

To see sisters, brothers

In the people on the street.


   -K.C.



sábado, 15 de noviembre de 2025

Wars are seldom glorious.

 

K. Cronick

Traditionally wars have been fought to maintain monarchies and conquerors like Alexander Magno, Julius Cesar, Genghas Khan or Napoleon Bonaparte. Still today armed disputes are often optional hostilities that have territorial implications. Even when national leaders proclaim objectives such as a “war on terror” or a“war against illegal drug trafficking” their true purposes are often regional control. Most non-territorial issues can be solved through negotiations.

The great generals and conquering kings, together with their immediate followers, have always been able to reap great benefits, but the foot soldiers must be convinced that their role is appreciated. They, after all, are usually the ones who pay the biggest price. For the higher military positions there has always been the possibility of fulfilling political ambitions through military service, but for the lower ranks, their tangible rewards have only been their salaries and possible retirement pay, together with a potential for loot and land resulting from active service. But traditionally they also have fought with a certain sense of honor, with the idea that the acquisition of new territories for the empire, and the defense of the existing empire’s borders was praiseworthy.

Plunder is possible reward, but even for the looters there is a possible moral problem. For that reason, the generals invented the idea of glory. Military glory is the opposite of compassionate reactions among individual soldiers when faced with the demand that they kill other human beings. Glory does not refer to the soldiers’ trade, but rather to values that go beyond humanism, that bypass it by referring to patriotism, loyalty and even xenophobia.

Sienkewicz (n.d.) mentions publications that have put forward the idea that even in ancient times soldiers may have suffered from their exposure to violent war. He says, that

“Since the publication, in 1995, of Jonathan Shay’s Achilles in Vietnam, an increasingly popular view of PTSD [Post Traumatic Stress Disorder] in soldiers holds that modern day combatants experience the horrors of warfare in much the same way as did ancient Greek and Roman soldiers and that PTSD must have been just as prevalent in the classical world as it is today.“

His own view is more moderate, but although the idea that empathetic reactions exist even among military personnel is not new, it is compelling.

Wars of conquest can be distinguished from those that have the purpose of “liberating” populations that have been defeated or colonized. The decolonization movement, that began in the XVIII century with the English colonies, spread throughout Spanish America during the XIX century. In the colonies that became the United States a working democracy was established. But “liberty” was not meant for everyone; later there were many human costs, mostly deriving from slavery and the massacre of the original, indigenous population. Next, the Spanish-American countries that obtained their independence from Spain developed  -almost universally- dictatorial governments.

In the XX century many African and Asian countries were able to achieve independence from European domination. These victories did not always lead to self-rule and functioning democracies. And they often implied painful losses for the local populations. For example, Beyer (n.d.) tells us that by the end of the Algerian war of independence from France, “between 500,000 and a million Algerians had been killed, out of an estimated population of just three million before the war. French losses were also high; between 150,000 and 200,000.” After independence in 1962, Algeria has had many challenges including a civil war. The country only achieved a multi-party system some 30 years after its liberation from France, but it has never developed a true democracy.

Wars are destructive for most people, but for some they are very profitable. By any ethical standards weapons manufacturers that make combat equipment like guns and vehicles should sell these wares at cost. The soldiers are expected to sacrifice themselves, and the armament producers should do the same. But they almost never do so. War profits refer to the economic gains made by executives or companies from conflict. These profits come mostly from selling weapons and supplies like uniforms and gear. Dwight D. Eisenhower, the U.S. president after WWII warned of the dangers that the military-industrial complex represents, but it has been a problem ever since the U.S. civil war.

Plans to go to war usually originate at the higher levels of power structures, and are often used as political tools to motivate the countries’ populations. People rally around the idea of the nation’s defense or its need to settle political quarrels. For this reason political rhetoric tends to be repetitive, and refers to the need to differentiate “us” from “them”.

In the United States the Korean and Vietnam Wars were “proxy” wars, motivated by international conflicts between the United States on one hand, and the Soviet Union and China on the other. In the United States Communism was feared among certain sectors, and they felt the need to defend American capitalism. For this reason, anti-colonial movements around the world were suspect after WWII. The Korean and Vietnamese wars were basically ideological confrontations reflecting the fears of the major economic interests of the time. However, by the time the Vietnam war began there was substantial opposition to the use of U.S. troops there, especially among the youth that were being drafted to go there and fight.

These were followed by Ronald Regan’s involvement in the uprisings in Nicaragua and Guatemala after 1981, and George W. Bush’s invasion of Panama in 1989. Later came the “wars on terror” in Afghanistan, Iraq and Syria.

None of these wars has resulted in increased democracy or prosperity. And although the military veterans continue to pay the price for their involvement in these places, and claim patriotic honors for their service, we are left with the sensation that they have been tricked into participating in what has had very little to do with “glory”.

We can say the same for Russia’s wars of expansion in Georgia in 2008, Ukrainia (since 2014), and Syria. In the same way China has been involved in armed conflict on its borders with Burma and India, and in skirmishes with Taiwan. None of these conflicts has led to the increased wellbeing of these countries’ populations.

The threats of war continue. They are manipulative tactics carried out by particular interest groups to maintain their own power or wealth, and have nothing to do with glory.

 

References

Beyer, G. (s. f.). Algerian War of Independence: Freedom from the French | TheCollector. TheCollector. https://www.thecollector.com/algerian-war-of-independence/

Sienkewicz, Thomas J.(n.d. ). Post Traumatic Stress Disorder in the Ancient Greek and Roman Soldier.. Utah Conference on Undergraduate Research. Humanities. https://camws.org/meeting/2014/abstracts/individual/U267.StressDisorder.pdf

sábado, 8 de noviembre de 2025

Richard III and Historical Tonypandy?

 

In Josephine Tey’s novel, The Daughter of Time, the term “tonypandy” appears repeatedly to denote historical lies motivated by the desire to whitewash some kings and unjustly attribute their crimes to others.

Richard III and Historical Tonypandy?

K. Cronick

This short reflection has to do with historical makeovers in general. Specifically, I have based my conjectures on a particular historical event: the supposed murder of the two princes in the Tower of London by English King Richard III in the XV century.

My thoughts about this are motivated by Josephine Tey’s mystery novel, The Daughter of Time (2009); in this novel a fictional detective, who is in the hospital recuperating from an injury, solves his boredom issues by investigating whatever accounts he can find about Richard III’s guilt in several assassinations, especially regarding the deaths of his two nephews, Edward V, aged 12,  and his younger brother, Richard of Shrewsbury, Duke of York, aged 9, sons of King Edward IV.

Tey’s book is fiction in the sense that the main characters, Inspector Alan Grant, his nurses, his actress friend Marta, an American friend of Martha’s called Brent Carradine, and a few other personages have been invented in order to solve these historical crimes. Grant gets everyone else interested in the histories and myths surrounding King Richard, and the result is a sort of research into the stories told about him after his death. As readers we can’t judge the veracity of this research, but there are so many suggestive legends that we readers become Tey’s accomplices and accessories.

There are other stories of the same events. The most famous is William Shakespeare’s play, Richard III. It tells a different tale. Curiously the bard never wrote about Richard’s successor, Henry VII.

We know that Richard lived during the time of the wars of the roses (1455-85). This refers to a series of conflicts between two branches of the Plantagenet family whose members were rivals for the throne of England. On one side of the confrontation, the house of Lancaster was led by Henry VI (red rose), and on the other, the house of York was headed by Edward IV (white rose). Both had descended from Edward III.

During the reign of Henry, Edward IV fled to Flanders with his brother Richard, Duke of Gloucester (future Richard III). Later Henry was defeated at the battle of  Tewkesbury, and jailed in the Tower of London where he died. Rumor had it that Richard was his assassin. Then, with Henry’s death, Edward IV’s descendent Edward, prince of Wales, was heir to the throne as Edward V. Many historians attributed Edward’s arrest, incarceration, and finally his death to Richard’s machinations.

Shakespear describes Richard as a man who has decided to be evil: he says, “I am determined to prove a villain” (Act 1, scene 1, line 30, n.d.). He is ugly and deformed, unable to participate in the court-life parties, and so from the beginning of the play he decides to foment hate among his brothers and sisters, and finally to take over the power of the realm.

With an entirely different point of view, Josephine Tey’s novel does not dispute the sequence of these kings, but it does offer some doubt about Richard’s evil-doing. She almost never mentions Shakespeare, but has strong suspicions about Sir Thomas Moore’s writings that influenced the playwright. She says that his writings are an attempt to appease the power figures of the time rather than true historical accounts. Furthermore, they were written long after the events he describes. Tey claims that there were no contemporary accounts of the princes’ murders; she declares:

“[…]  Thomas More had been only eight when Richard died at Bosworth [….] Everything in that history had been hearsay [….] More had never known Richard III at all. He had indeed grown up under a Tudor administration. That book was the Bible of the whole historical world on the subject of Richard III—it was from that account that Holinshed had taken his material, and from that Shakespeare had written his, and except that More believed what he wrote to be true it was of no more value than […] a 'gospel-true' event seen by someone other than the teller. That More had a critical mind and an admirable integrity did not make the story acceptable evidence” (p. 45-6).

Tey concludes that Richard may have been a rather nice guy after all.

All of which brings us back to “tonypandy”. It may be that Richard is innocent of all the murders he has been accused of. It may be that the murder of the princes in the Tower of London never happened at all. When historians can be punished for telling the truth, or when all contemporary accounts of certain events disappear, we can never be sure.

Modern history is replete with tonypandy. Stalin tried it with partial success. These days history is recorded on the Internet and witnesses are manufactured as they are needed.

 

 

References

Shakespeare, William (1595-1596/ n.d.).The Tragedy of Richard III. Mowat, Barbara A. & Westine, Paul, Editores). Folger Shakespeare Library. https://www.folgerdigitaltexts.org/PDF/R3.pdf

Tey, Josephine (1951/April, 2009). The Daughter of Time.  A Project Gutenberg of Australia eBook . https://en.wikipedia.org/wiki/Exhumation_and_reburial_of_Richard_III_of_England



[1] 

sábado, 1 de noviembre de 2025

Apascacio Mata

 K. Cronick

Hoy no es el aniversario del acto ejemplar de civilidad del agente de la Policía Metropolitana Apascacio Mata, que detuvo la marcha de la caravana del Presidente de la República Luis Herrera Campins. Esto ocurrió el 17 de Marzo de 1.980 en la avenida Universidad de Caracas. Pero, luego de una conversación sobre la necesidad universal de respetar la ley, lo he recordado, quisiera llevar mi admiración para este hombre a una reflexión un poco más amplia. Hoy en día casi nadie se acuerda de Apascacio.

La caravana estaba a punto de pasar un semáforo en rojo, en una demostración más de la exoneración que siempre reclama el poder frente a las exigencias de la ley. Un agente de la Policía Metropolitana que dirigía el tránsito en ese lugar, llamado Apascacio Mata se lo impidió.

El agente Mata exigió: “Deténganse… paren… paren, el semáforo está en rojo… ¡ El paso es para los peatones” (Otilca Radio, s.f.). El escolta presidencial quiso ignorarlo, pero el propio Presidente Campins le dio la razón al agente y ordenó que la caravana se detuviera.

El incidente se volvió célebre. Apascacio fue invitado a almorzar con el Presidente Campins y  fue condecorado, y luego incluso, el presidente estadounidense Jimmy Carter, lo invitó y lo homenajeó en la Casa Blanca.

Es desafortunado que su nombre casi se ha olvidado. Invito a todos los lectores de esta reflexión que mencionen su nombre y su hazaña hoy a por lo menos una persona más, sobre todo a algún joven para que esta memoria histórica perdure.

Referencia

Otilca Radio (s.f.). Apascacio Mata, el policía que detuvo al Presidente de la República. https://radio.otilca.org/apascacio-mata-el-policia-que-detuvo-al-presidente-de-la-republica/


miércoles, 29 de octubre de 2025

El Arte universal

K. Cronick

Las obras pintadas y de mármol de toda la historia tienden a estar concentradas en los grandes museos, especialmente en los grandes capitales europeos. Hay varias razones para esto. Primero, mucha cultura ha acontecido en estos lugares, de Atenas a Londres. Pero, además, en los tiempos coloniales cuantiosas obras fueron transportadas de sus pueblos de origen, y guardadas en estas ciudades. Esto crea un problema de acceso para los no-europeos.

Acceso "general" a muchos grandes maestros está restringido a quienes viven en, o visitan estas ciudades. Yglesias (2025, 29 octubre) propone desmantelar estas grandes instituciones y distribuir sus colecciones por museos más pequeños por todo el mundo para aumentar el contacto entre el público internacional a Leonardo da Vinci y otros grandes maestros.

No estoy de acuerdo. A mí me parece útil que estas obras estén ubicadas en su contexto, donde uno puede pasar del uno a otro y comparar. El acceso internacional podría lograrse por tours. También, existe la posibilidad de exposiciones en línea. Con la calidad actual de estas imágenes se puede hasta mejorar la apreciación de las obras.

Hay museos más pequeños de calidad en la mayoría de las ciudades del mundo. Allí se encuentran obras antiguas, medievales, renacentistas y modernas, y cuentan, además, con exposiciones de artistas locales. Creo que es una equivocación pensar que acceso directo a Leonardo es esencial. "El arte" existe también en los museos pequeños. En el Caracas de antes valía la pena tomar tiempo para visitar el Museo de Arte Moderno de Sofía Imber, o el Museo de Arte Nacional en Candelaria.

Además, acceso al arte es una doble vía. No sólo es importante ver un da Vinci en el original. Arte como él de Jesús Soto, Oswaldo Guayasamín, Diego Rivera, Fernando Botero y Tarsila do Amaral debe ser exhibido en Londres, París y otros lugares cosmopolitanos. Quiero decir, creo que el tema de acceso debe tener amplias implicaciones culturales, comunicacionales y de intercambio.

Referencia

Yglesias, M. (2025, 29 octubre). Break up the big museums. Slow Boring. https://www.slowboring.com/p/break-up-the-big-museums?utm_source=share&utm_medium=android&r=1g3n3r&triedRedirect=true

 
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