K. Cronick
Hay que buscar las causas de los malestares sociales en la
historia de las naciones y las culturas. Desde el inicio de la historia escrita
(y legendaria) el control social ha sido manejado por los reyes, emperadores,
conquistadores y dictadores. Ellos se apoyan en seguidores complacientes quienes
se han beneficiado con títulos, fortunas y un cierto rango de poder personal y
ancestral. Dados estos beneficios, ellos resisten los reclamos de sus súbditos
para cualquier forma de cambio. Además, entre los mismos seguidores existe una
especie de memoria social que a veces conserva los sistemas de micro
privilegios que dan la religión, la raza y la nacionalidad.
Por estas razones el gesto independentista en la América
hispánica era ideológica y políticamente complejo. Es necesario revisar la
historia de las ideas y de los conflictos bélicos que han afectado la región
para entender por qué la independencia en las Américas Españolas no condujo a
repúblicos democráticos y autogestionarios. A continuación, en este breve
ensayo, revisaré estas enmarañadas historias para intentar desenredar las
ideologías y la memoria de las conquistas para poder entender, no sólo estos
acontecimientos, sino sus consecuencias.
En contraste con la lucha anticolonial de los Estados
Unidos, en el sur hubo poco del componente libertario -en los sentidos originales
de Locke, Voltaire, Rousseau y Montesquieu-.[1]
Estos filósofos sentaron las bases tanto para la Declaración de Independencia
estadounidense como en su posterior Constitución, documentos que se fundamentaron
en ideales como derechos naturales y
gobiernos limitados, la separación de poderes, la libertad de expresión
y tolerancia, y el contrato social y la soberanía popular.
Después del éxito de la independencia de estas colonias
británicas, y la adopción de la Constitución de los Estados Unidos por la
Convención de Filadelfia el 17 de septiembre de 1787 y su ratificación por los
estados individuales a partir de 1789, hubo movimientos libertarios en otros
lugares como Francia que influyeron en el desarrollo de los movimientos en las
colonias hispánicas. Sin embargo, la Revolución Francesa, que comenzó con la
Declaración de los Derechos Humanos (26 de agosto de 1789), terminó con
Robespierre, el reino de terror de los Jacobinos y las guerras napoleónicas. Es
importante revisar estos tiempos en Francia para entender los movimientos
separatistas de América Latina. Haremos un breve repaso de estas historias.
Desde el comienzo hubo mucha oposición a la idea de
construir una democracia libre en Francia. Primero, los que se oponían a la
monarquía francesa tuvieron que confrontar la amenaza de guerra de parte de los
reinados circundantes como Prusia y Austria que defendían a la corte de Luis
XVI. Luego hubo también amenazas de Rusia, España, Holanda y Cerdeña. París se
militarizó frente a las amenazas, tanto las del exterior como de los conflictos
internos entre las diferentes fuerzas monarquistas y revolucionarias. Como
resultado, tuvo varios gobiernos en la última década del Siglo XVIII, comenzando
con una monarquía constitucional bajo la Constitución de 1791; esta
administración se convirtió en la Primera República Francesa a partir de 1792. Luego
hubo diferentes fases, terminando con la Convención y el Directorio.
Napoleón Bonaparte, un militar que ascendió en los rangos
castrenses durante los tiempos revolucionarios, ganó prestigio en 1795
defendiendo el gobierno de las turbas monarquistas, y ya para el año 1796,
estaba comandando operaciones militares en Italia. Fue popular en Francia, y
pasó de Primer Cónsul a Emperador en 1804.
Invadió a España en 1808 e impuso a su hermano, José Bonaparte como rey
de este país. Esto provocó un levantamiento popular en la península, una guerra
de guerrillas y una crisis de legitimidad en la corona española. Hubo movimientos
de resistencia en España, dando inicio a un proceso que, a la larga, impulsaría
la independencia de las colonias en América.
Normalmente no relacionamos los acontecimientos del fin de
la Revolución Francesa, (su guillotina, su emperador Napoleón y su invasión a
España, tan claramente conmemorado por Francisco de Goya), con los
acontecimientos en Caracas que se inició en el 1808. El movimiento hacia la
independencia de Las Américas comenzó por dos vertientes:
La destitución del rey Carlos IV de España ocurrió
principalmente a través de su abdicación forzada en el Motín de Aranjuez en marzo,
1808, que lo obligó a ceder la corona a su hijo Fernando VII. Posteriormente,
tras la intervención de Napoleón, ambos fueron forzados a abdicar nuevamente el
5 de mayo de 1808 en Bayona. (Britannica Editores, 2025).
La influencia francesa motivó al reformista rey Carlos IV a
cambiar de rumbo. Estableció controles
en la frontera para impedir la expansión revolucionaria gala y puso fin a los
proyectos reformistas. Se inició un
periodo de conservadurismo y represión en que estuvieron presentes los
funcionarios de la Inquisición.
En las Américas españolas, sobre todo en Caracas, hubo un gran
apoyo a Fernando. Como consecuencia, en Caracas donde comenzó toda la agitación
separatista de América Latina, hubo bastante rechazo a los principios
libertarios que caracterizaron la fundación de los Estados Unidos y el inicio
de la Revolución Francesa.
Por el otro lado estaba el “juntismo” venezolano. Inés Quintero
(citada por Leal, 2019) sugiere que, al lado del apoyo a la corona española, y en
oposición a los franceses, se ocultaban dos designios entre los americanos. Uno
era la idea del reconocimiento de las colonias como entidades con derechos
iguales a los de la península (sin llegar a la independencia), y el otro era lo
de la independencia en sí. Estas dos opciones fueron debatidas en reuniones en
Caracas. Este “juntismo” fue activamente reprimida por Fernando de Rojas y
Mendoza, gobernador de la provincia de Venezuela. El poder administrativo se
ejercía desde Caracas. Todas estas opciones hubieran implicado la investidura
de nuevas autoridades, y hubo resistencia entre los que estaban en el poder
para no perder sus privilegios.
El nacimiento de ideas independentistas ocurrió a raíz de
aspiraciones que tenía ciertos miembros de la élite americana para lograr
reconocimiento y “representación” en España, pero no de la España dominado por
Napoleón. Hubo mucho apoyo para la restitución de la monarquía hispánica bajo
Fernando VII, pero era importante evitar cualquier reconocimiento del gobierno
de Napoleón. Los anhelos de mayor poder para los colonialistas, tenían que
contemplar la conservación temporal de sus lazos con la península, pero en
nombre de Fernando VII. Al lado de estas esperanzas hubo un creciente deseo
para independencia.[2]
Leal (2019, p 73) dice al respecto:
“Pero ¿de qué se está hablando
cuando en ese contexto se enuncia que “se pensaba establecer la independencia” […]?
[… P]rimero, el de crear un gobierno con nuevas autoridades, formado entre
otros por criollos principales sin separarse de la Metrópoli […]; segundo, el
“juntista”, esto es, […] la eventual usurpación del “pérfido Napoleón” a fin de
preservar la soberanía del rey y la integridad de la nación española con la
creación de una junta a semejanza de las establecidas en la península […] y
tercero, el de la ruptura, separar las provincias de la Península al amparo y
protección de Inglaterra sin profesión de fidelidad al monarca cautivo.”
Hubo un largo proceso de debate y “conversación”, que, según
Leal (2019) dio lugar a nuevas formas de sociabilidad y la idea de naturaleza
de “la cosa pública”.[3]
Todo esto aumentó la participación de los coloniales y la resignificación de las
opciones que tenían. El gobierno montó un proceso judicial en contra de estos
“juntistas” en 1808 quienes propusieron la formación de una junta como las de
España (en apoyo a la corona de Fernando). Esto sólo aumentó las tensiones.
Poco a poco hubo más apoyo para la idea de una lucha armada para lograr una
independencia total de España. Desafortunadamente en Venezuela iba a ser una
guerra cruel en que muriera un tercio de su población, y que destruyera la
economía.
La "declaración de guerra" de Bolívar en 1813 contra
España (llamado el Decreto de Guerra a Muerte) contempló la ejecución de todos
los peninsulares que no apoyaran la independencia. Los americanos fueron
perdonados, incluso los colaboradores con los españolas. El objetivo era definir
la lucha como a una guerra internacional entre Venezuela y España.
La herencia política de esta lucha armada fue mucha inestabilidad
en los gobiernos del siglo XIX en Venezuela y el continente. En Venezuela se asomaron
diversos caudillos. El país sufrió la Guerra Federal en que la única vía al
poder fue la violencia. Finalmente se iniciaron las dictaduras declaradas de Cipriano
Castro y Juan Vicente Gómez defendidas por Laureano Vallanilla Lanz (1929) como
ejemplos del “gendarme necesario” para poder pacificar el país. Los
absolutismos han sido la norma en América Latina.
La militarización del conflicto y sus eventuales costos en
vidas y bienes era tal vez evitable. No se puede rehacer la historia. Sólo
podemos analizarla para evitar la comisión de equivocaciones similares.
[1] Es importante recordar que la influencia de la Ilustración en la fundación de los Estados Unidos fue acompañada por la esclavitud y la masacre de los pueblos indígenas. Por esta razón el país lleva arrastradas complejas sombras culturales. Se explora esto en Cronick (s.f.)
[2] Uno de los primeros voceros de la independencia era Francisco de Miranda, aunque la influencia francesa que tuvo este militante alejó a mucha de la aristocracia caraqueña.
References
Britannica
Editors ( 2025, Oct 10). Ferdinand VII. king of Spain.
Historyhttps://www.britannica.com/biography/Ferdinand-VII#ref2716
Cronick,
Karen. (s.f.). Democracia y libertad en la construccion de las Americas
(Spanish Edition): Cronick, Karen: 9798310595514: Amazon.com: Books. (s. f.).
https://www.amazon.com/DEMOCRACIA-LIBERTAD-CONSTRUCCION-AMERICAS-Spanish/dp/B0DX29RL4N En el blog:
karen.blogspot.com/2024/07/democracy-and-freedom-in-construction.html
Cronick, K.
2025. An essay on participation and political consciousness. LATAM
Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades. 6, 2 (mar. 2025),
1088 – 1102. DOI:https://doi.org/10.56712/latam.v6i2.3685.
Also published at: https://reflexiones4-karen.blogspot.com/2025/09/participation-as-ideal-and-as-political.html
Arnold Hauser (1951).
The Social History of art. (Historia social de la literatura y el arte).
P. Varas- Reyes, traductor. Yorik. https://proletarios.org/books/Hauser-Historia-Social-de-la-literatura-y-el-arte.pdf
Vallanilla Lanz, Laureano
(1929). Democratic Caesarism. Caracas: Universal Typography. https://books.googleusercontent.com/books/content?req=AKW5Qae2v4tNNwdSJwJDjXy4w7CUWEfhRjm88h6tisaexQJSmN7x2hRlC53hie-vs-HXpf_Wf-Ga2gXZv9todSOsUmbXdles8szWJTFyw_T-WVED8eZZ8W8JfUpQEuakVewwhKLMdiM6G_-4WglSnRgeptAlDpQ-bbwdS41PBjZpMMQySnv-r1Jnja-ljPxL4C0dX-DCXiayZdtMKU_bc4AnXVbKDDoYxJbiSoMsv6fZTWYESOdYVKxIYyRJV-feA1rjLBU9-YUQIxKisQLHw7-J8RqbMpISow
Leal Curiel, Carole (2019). La primera revolución de
Caracas, 1808-1812: del juntismo a la independencia absoluta. Caracas: Konrad
Adenauer Stiftung; abediciones, 2019.